Carolina Weldt, psicóloga de HK Human Capital, explica la diferencia de ambos procedimientos en esta entrevista.
La progresiva búsqueda del autoconocimiento ante los veloces cambios experimentados por la sociedad se cuentan entre algunos de los factores que han fomentado el auge del coaching.
¿Cómo se ha manifestado aquel fenómeno? Por ejemplo, “jóvenes de entre 20 y 30 años prefieren hacerse un coaching que ir al psicólogo”, tendencia dada a conocer recientemente por la revista Ya de El Mercurio.
En la siguiente entrevista, Carolina Weldt, psicóloga de HK Human Capital, explica cuándo y por qué es necesario escoger entre uno de estos procedimientos.
¿Cuáles son las diferencias entre coaching e ir al psicólogo?
Creo que es más pertinente diferenciar el coaching de la psicoterapia. La diferencia fundamental es que el proceso terapéutico, en su sentido clínico, apunta a tratar algún trastorno emocional que afecta el bienestar de la persona de manera significativa. Si bien algunas personas emprenden procesos terapéuticos con el fin de desarrollarse personalmente sin tener un motivo de consulta asociado a un trastorno específico, en general la terapia suele estar asociada a un tratamiento que debe ser realizado por un especialista con formación y especialización clínica. La mayor parte de estos profesionales son psiquiatras y psicólogos.
Los procesos de coaching, en cambio, especialmente si están situados en un contexto organizacional, apuntan a desarrollar habilidades aplicadas y relacionadas con el ámbito laboral. Usualmente los ejecutivos que buscan o son referidos a realizar un proceso de coaching, esperan mejorar su manejo como líderes, muy comúnmente, a través del desarrollo de habilidades comunicacionales y relacionales. En algunos casos, optan por procesos de coaching profesionales que buscan orientación en su desarrollo de carrera, o bien aquellos que se encuentran en un momento de cuestionamiento profesional o necesidad de cambio. Pueden iniciar procesos de coaching adolescentes que requieren mayor claridad en su orientación vocacional, por ejemplo, para decidir qué estudiar con base en el reconocimiento de sus habilidades. Otras veces, los inician jóvenes recién egresados, buscando herramientas que les permitan enfrentar de mejor manera los procesos de selección y también la construcción de una ruta laboral. Los procesos de coaching no situados en el contexto organizacional o laboral, se asocian a procesos de autoconocimiento y desarrollo de habilidades para la vida.
En el caso de los veinteañeros, ¿el coaching puede reemplazar a la terapia?
Son procesos diferentes. El coaching no reemplaza a la terapia cuando se observa que la persona que consulta requiere de un tratamiento, como mencioné anteriormente, al verse aquejada de un trastorno emotivo que impacta negativa y significativamente su bienestar y adaptación, a nivel general.
¿Cómo se explica esta tendencia reciente de hacerse un coaching en vez de ir al psicólogo?
En una sociedad que muta tan rápidamente, en la que las respuestas o los caminos están cada vez menos definidos a priori, creo que tiene que ver con la creciente necesidad de las personas de conocerse mejor y el cuestionamiento personal, en la búsqueda de la felicidad.
Para algunos, que buscan conocerse mejor y ampliar sus perspectivas, trabajar con un coach puede resultar menos amenazante y más fácilmente comunicable en el entorno, al no estar asociado el coaching a la realización de un “tratamiento” de una “enfermedad”. La terapia, al estar vinculada al modelo médico en su origen, suele ser naturalmente asociada a lo patológico, independiente de que uno pueda emprender una terapia con el fin de crecer a nivel personal. El coaching, suele ser asociado al desarrollo, porque ese es su origen y finalidad.
Por su parte, se ha popularizado el coaching como tendencia, saliendo del plano educacional y laboral que le dio origen. Se ha ampliado la oferta, muchos profesionales se han formado como coach.
¿En cuáles casos estos jóvenes deben tomar un coaching y en cuáles es necesario que hagan terapia?
El criterio principal es el motivo de consulta. La terapia está indicada para personas que ven afectado de manera significativa su bienestar. Si sólo se busca orientación, o un espacio para conocerse más y mejor, ambas alternativas pueden resultar efectivas, siempre que se cuente con el apoyo de un profesional con la debida formación, por supuesto.
¿Hay algún riesgo o efecto no deseado en optar por un coaching en vez de terapia, y viceversa?
Un profesional formado como coach no necesariamente cuenta con las herramientas formativas y de comprensión necesarias para realizar un tratamiento de índole clínica. Concretamente, la persona que consulta se ve afectada, por ejemplo, por una depresión, o bien por un trastorno de ansiedad, lo recomendado es que evalúe la necesidad de consultar con un psicólogo o psiquiatra, que establezca un plan de trabajo y un tratamiento adecuado.
Si una persona emprende un proceso de coaching, y el coach identifica una alteración afectiva relevante, lo recomendable y esperado es que realice la derivación o recomiende a un especialista para realizar un tratamiento efectivo.