¿Te sientes constantemente cansado en el trabajo o cada vez más ineficiente? ¿No eres capaz de reconocer que estás sobrepasado? Si respondiste sí, activa las alarmas: podrías estar experimentado el síndrome del trabajador quemado (burnout).

No es ninguna sorpresa escuchar que las personas se sienten estresadas con sus trabajos. Sea por factores laborales, personales o de la vida privada, es incluso más común ser testigos de quejas con respecto al estrés, que identificar personas que se reconocen felices y tranquilas con sus vidas y trabajos. Por lo mismo, hablar de estrés no es un tema ajeno desde estudiantes universitarios hasta altos cargos ejecutivos, y su límite es el síndrome burnout, cuando la fatiga laboral va más allá de lo físico y mentalmente soportable.

Este padecimiento responde a un periodo de estrés prolongado en el tiempo, que afecta al organismo de los trabajadores. Factores de estrés emocional, laboral e interpersonal en el lugar del trabajo pueden llevar a aumentar considerablemente la cifra de personal que se siente estresado en una empresa. Los síntomas son la medida para distinguir si una persona está estresada o padece del síndrome, los cuales básicamente suponen una fatiga constante en el trabajo, disminución de la productividad y negación ante el estado de agobio.

El rol de la empresa

El burnout puede ser tratado desde diversas aristas, pero de todas formas hay puntos fundamentales que deben tener claros directores de empresas, altos cargos y trabajadores.

En primer lugar, cada organización debiese hacer un “mea culpa” si su personal sufre del síndrome burnout. Las empresas suelen asociar el estrés de directores, gerentes y altos mandos a una situación personal o falta de talento laboral, sin embargo, uno de los errores más significativos es la mala gestión organizacional.


En el largo plazo, tener trabajadores estresados puede suponer costos extraordinarios para una organización.


Ahora bien, existen una serie de situaciones que se pueden solucionar fácilmente si es que hace un mínimo esfuerzo. De acuerdo con un artículo publicado por Harvard Business Review, escrito por Eric Garton, coautor del libro “Time, Talent, Energy: Overcome Organizational Drag and Unleash Your Team’s Productive Power”, el exceso de trabajo colaborativo es un factor que puede desencadenar el burnout. ¿Ejemplos? Tener un elevado número de reuniones y enviar una cantidad diaria excesiva de correos a los trabajadores (200 o más para altos mandos en empresas estadounidenses). Si bien no se puede hablar de un estándar ideal de reuniones y correos por día, es imperativo apelar al sentido común y la empatía para detectar cuáles son realmente las prioridades en los lugares de trabajo.

Otros puntos a tratar desde la administración de las empresas es que la demanda laboral ha aumentado inversamente proporcional a las herramientas y disciplinas para gestionar una mayor carga en el trabajo. Lo común es dejar a disposición de los trabajadores la organización del tiempo, sin embargo, debería ser parte del plan de cada firma el asignar tiempo y prioridades pertinentes. Además, se debe evitar la sobrecarga de los funcionarios más capacitados, quienes por asumir voluntariamente trabajo extra o por disposición de un superior acaban por ser más vulnerables al síndrome burnout.

La inteligencia emocional (IE) como mecanismo de defensa

Una estrategia para combatir la vulnerabilidad al estrés extremo o a padecer burnout es el desarrollo de la inteligencia emocional. El término acuñado por el psicólogo Daniel Goleman hace referencia principalmente a la importancia de que el individuo sepa reconocer sus emociones para tratar con ellas. Trabajar la IE permite reconocer las fuentes personales de estrés y ansiedad, así como el desarrollo del autocontrol es fundamental para mantener la calma ante situaciones adversas.

Básicamente, el estar en contacto con el mundo interior y ser personas compasivas son los primeros pasos para manejar el estrés de manera exitosa. Sí, el burnout puede ser consecuencia de una mala organización empresarial, pero también se necesita de esfuerzo personal para evitarlo.