Cambiar de trabajo, comprar una propiedad o casarse con alguien: la vida está hecha de decisiones, y las que son riesgosas o difíciles pueden definirnos como personas. Enfrentados ante ellas, es normal entonces que tengamos dudas o seamos indecisos, pero cómo las afrontemos es lo que puede darnos el poder sobre nuestra vida.

¿Qué es lo que hace que una decisión sea difícil? La filósofa Ruth Chang tiene una manera particular de verlo y es lo que expone en una de sus charlas TED. En ella explica que las decisiones simples son aquellas en que una alternativa es mejor que la otra. En una decisión difícil, una alternativa es mejor en algunas ocasiones, y la otra puede ser mejor bajo otra perspectiva, pero esto no significa que una decisión sea mejor que la otra. En su charla, ella destaca como hemos malinterpretado las decisiones difíciles y el rol que juegan en nuestras vidas, ya que en ellas podemos encontrar nuestro poder escondido.

Lo que hace difícil una decisión es cómo las posibilidades se relacionan y cuál es la mejor opción para nosotros. Quedarse en el actual trabajo en el campo es mejor por la calidad de vida u otras variables, y buscar algo más desafiante en la ciudad también puede tener sus beneficios. Esto no significa que una es mejor que la otra. Así mismo pasa también con otro tipo de decisiones en diferentes ámbitos.

Es un error pensar que, en las decisiones difíciles, una alternativa es mejor que la otra, o que nuestra ignorancia no nos permite distinguir cuál de ellas es mejor, y por esto no sabemos la respuesta y creemos que es mejor tomar la menos riesgosa. Incluso cuando tenemos dos alternativas con toda la información, aún puede ser difícil la decisión.

Es por esto que la filósofa norteamericana asegura que las decisiones difíciles no son difíciles por nuestra ignorancia, son difíciles ya que no hay una “mejor respuesta”. Enfatiza que tomamos decisiones asumiendo la importancia, pero sin reflexionar sobre el valor de cada una respecto a los nuestros valores personales.

Consejos

Hay tips de todo tipo para tomar decisiones. Uno de los más conocidos es hacer las famosas listas de “pro” y “contra”. Esta sí es una forma de aclararse la cabeza a la hora de elegir, pero un método más efectivo, según Chang, es hacerse consciente de las propias razones por las cuales tomamos una u otra decisión. Debemos crear fundamentos personales, no ser esclavos de las razones que están “ahí afuera”, si no que hacernos cargo.

Para Chang, tomar decisiones en base a lo exterior es dejar que nuestra vida sea escrita por los otros. En cambio, tomar decisiones con convicción y responsabilidad, desde dentro, nos hace autores de nuestra historia.

De todas formas, a la hora de tomar decisiones riesgosas existen más factores que entran en juego, además de los motivos por los que nos inclinamos por una u otra. En este sentido, es importante tener en cuenta las emociones que experimentamos al hacer una elección.

Un estudio de Brian Uzzi, profesor de gestión y organizaciones en la Kellogg School of Management de Northwestern University, arrojó información relevante en cuanto a la incidencia de las emociones en una toma de decisión.

La investigación de Uzzi analizó los correos y mensajes de texto que enviaban ejecutivos de la bolsa justo antes de comprar una acción, y la conclusión fue la siguiente:

“En función de su estado emocional, (los operadores de bolsa) podrían decidir si seguir adelante con la transacción o dar marcha atrás”.

Pero no se trata de que las emociones siempre nublen el juicio. De hecho, el mismo estudio determinó que es necesario experimentar un grado de motivación para tomar decisiones, de lo contrario, las elecciones pueden tardar mucho. Puede parecer un cliché, pero la clave está en el equilibrio. Ni poca, ni demasiada, sino que la justa medida de excitación es el estado ideal para tomar decisiones.

Sin duda que, en trabajos arriesgados se viven las emociones al límite, como es el caso de quienes trabajan en la bolsa o de los operadores aéreos. Pero esta enseñanza es posible de ser extrapolada a todas las elecciones que hacemos. Es básico, al momento de decidir, tener algunas cosas claras y despejar ciertos mitos.

Un video de la IESE Business School habla de las “diez piedras en las que todos tropezamos al tomar decisiones”. En resumen, el clip habla de tener presentes las consecuencias, no dejarse llevar por modas, no confiar ciegamente en la intuición, ser realista y nunca buscar la decisión perfecta (que probablemente no existe).

Así que, si tienes que tomar una gran decisión pronto, o al momento de hacerlo en el futuro, ten en cuenta estos factores, y tranquilo, que a todos nos asustan las elecciones difíciles, pero son simplemente eso: decisiones difíciles, no imposibles.