Cuando inicias una transición laboral es necesario que te prepares para enfrentar las emociones que surjan cuando, por ejemplo, dejes de ver a tus ex compañeros, o si sientes que tu sentido de identidad como profesional ha cambiado. Tomar conciencia de lo que ocurre durante este proceso te dejará en buen pie para enfrentar los nuevos desafíos.

Dejar un trabajo, por mucho que desees el cambio, muy probablemente generará sentimientos encontrados. Incluso si estás dando el paso hacia el puesto de tus sueños, cuando has dedicado años a un proyecto, abandonarlo se siente como una verdadera pérdida y es importante vivirlo así, según un reportaje del periódico estadounidense The New Tork Times.

El periodo de transición es fundamental a la hora de cambiar de trabajo, según dijo al medio Kim Scott, autora del libro “Radical Candor”. Durante los días previos al abandono de un puesto, así como al ingreso a otra compañía, lidiar con las sensaciones de luto te ayudará a comenzar en tu nuevo trabajo de la mejor manera. Ahora bien, ¿por qué nos sentimos tristes cuando cambiamos de trabajo?

En el caso de los estadounidenses, de acuerdo con un estudio de Gallup Poll en 2014, la mayoría siente que su identidad está estrechamente relacionada con su trabajo. Por otra parte, no es lo mismo sentirse identificado con una profesión que con una compañía o cargo en particular, según explicó al diario Amy Wrzesniewski, profesora de Yale School of Management. En ambos casos, esa conexión con el trabajo se explica por la necesidad humana de generar un sentido de pertenencia, detalló al medio Beth Humberd, profesor asistente en UMass Lowell. Además, la profesión o el trabajo también es un símbolo de aquello que le interesa y mueve a las personas, de sus talentos y su lugar en el mundo.

Otros motivos que unen a las personas y sus trabajos son la cantidad de horas que se está en la oficina o, incluso, que se emplean a larga distancia, así como la “familia” que se forma entre colegas y compañeros de trabajo.

Muchas veces el luto no es algo que se puede anticipar, así que estar preparados significa aceptar los sentimientos y emociones en el momento. Lynn Berger, consejera profesional de Nueva York, sugirió tomarse el tiempo para ponderar qué tan importante es ese trabajo en particular. Con eso en mente, es posible comenzar a prepararse para los cambios. Otro consejo que puede ser útil a la hora de enfrentarse a un cambio es preparar al sucesor: hacer una lista de tareas, organizar los contactos, etc.

Es posible que, una vez en el nuevo trabajo, aún se siga viviendo el luto, lo que es perfectamente normal. Las emociones pueden transitar desde la ira hasta la tristeza, y cada persona tiene sus tiempos para lidiar con ellas. Tal ha sido el caso de Shana Wilson Anderson, quien trabajó por 18 años en Capital One, renunció a la compañía para unirse a T-Mobile y confesó al medio estadounidense que sigue viviendo su luto.

Es importante entonces permitirse sentir y también darse cuenta de qué es lo que más extrañarás –o has extrañado– de tu trabajo anterior. Un ejemplo claro son las relaciones que se formaron durante aquella experiencia. Para lidiar con ello, se puede programar encuentros regulares para mantener el contacto, según la psicóloga Lisa Orbé-Austin. “Si se trata de una pérdida de identidad –añadió a The New York Times–, puede trabajar en la formulación de un nuevo sentido de identidad que ayude a reparar la pérdida y a conectarse más cuidadosamente a su nueva identidad laboral o su nuevo lugar de trabajo”.

El trabajo es más que lo que hacemos día a día de manera automática. Es una experiencia, dinámica, que puede definir a una persona, pero también es importante ponderar su lugar en la vida de cada uno.

 

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