La empresa prometía desarrollar una tecnología capaz de realizar una variedad de exámenes de laboratorio mediante la toma de una gota de sangre de un paciente. En cambio, se vio involucrada en un escándalo de fraude por “la ciencia sospechosa” en que fundó su producto y su “cultura paranoica y secreta de liderazgo”.

En 2003, Elizabeth Holmes siguió los pasos de Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg: abandonó sus estudios superiores. Tenía entonces 19 años y, en su caso, se retiró de Stanford University (Estados Unidos). Su sueño era desarrollar una tecnología capaz de realizar una variedad de exámenes de laboratorio mediante la toma de una gota de sangre de un paciente. Ese objetivo la llevó a fundar Theranos y, con el tiempo, a protagonizar un escándalo empresarial que se ha convertido en una fuente de lecciones para los futuros emprendedores por “la ciencia sospechosa” en que fundó su producto y la “cultura paranoica y secreta de liderazgo” de la compañía, según Insights by Stanford Business.

Este sitio web dio cuenta de una charla en Stanford Graduate School of Business del autor de “Bad Blood”, elegido como el libro de negocios de 2018 por el periódico británico Financial Times y la consultora McKinsey. Escrito por John Carreyrou, reportero de The Wall Street Journal y dos veces ganador del premio Pulitzer, cuenta el caso de la start-up que actualmente tiene a Holmes y al presidente y director de operaciones de la empresa, Ramesh “Sunny” Balwani, enfrentados a la justicia de Estados Unidos luego de ser acusados de múltiples cargos de fraude.

Cultura y liderazgo

“La cultura en Theranos era tóxica”, dijo Carreyrou en su charla. Por ejemplo, los posibles informantes de irregularidades al interior de la compañía eran amenazados con ser demandados.

Además, las críticas al estilo de liderazgo o a algunas rutinas no eran aceptadas. Carreyrou detalló que podía ocurrirle a quienes insistían en ellas: “Solían ser despedidos o marginados al punto de que renunciaban”.

Mantras

Según Insights by Stanford Business, la cultura de Silicon Valley fue otro de los factores que Carreyrou detalló en su exposición. “Por ejemplo, el valle está repleto de mantras como ‘fingirlo hasta que lo logres’ y ‘fallar rápido’. Como Carreyrou observó, ‘el grave error de Holmes fue canalizar esta cultura, especialmente fingirlo hasta que lo logres’. La aplicación de tales máximas a un producto médico con implicaciones de vida o muerte fue un factor clave de la caída de Theranos. La tecnología simplemente no pudo entregar lo prometido”.

Además, el género también jugó su papel. En Silicon Valley “hubo un anhelo de ver a una empresaria emprender y tener éxito en la escala” de Mark Zuckerberg, Larry Page, Sergey Brin, Steve Jobs y Bill Gates.

Fiscalización

Por otra parte, hubo fallas en el gobierno corporativo de Theranos. Según Carreyrou, cuando dos posibles denunciantes informaron al directorio de la empresa que Holmes había exagerado las proyecciones de ingresos, el directorio consideró reemplazarla por un ejecutivo experimentado, pero Holmes impidió la intervención al multiplicar los derechos de voto de sus acciones para otorgarle el 99% del total de los derechos de voto.

Theranos además se aprovechó de un vacío legal: las pruebas de laboratorio como las que ofrecía la empresa no estaban (y aún no están) fiscalizadas por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) u otras agencias del sector de la salud. “Nadie estaba realmente vigilando los procesos u ofertas de la empresa. Por supuesto, Theranos también estaba engañando activamente a los reguladores”, detalló el sitio web.

Terreno fértil

Según Insights by Stanford Business, una de las principales lecciones que Carreyrou entregó de este caso se relaciona con la expansión de las empresas de Silicon Valley desde la tecnología a otras industrias, como la salud o los vehículos autónomos.

“Cuando ingresas a las industrias donde hay vidas en juego, no puedes simplemente iterar y depurar a medida que avanzas. Tienes que conseguir que tu producto funcione primero”. Y si ello se combina con el “mito del fundador brillante de Silicon Valley”, puede haber terreno fértil para nuevos casos como el de Theranos.

 

Fotografía: “Elizabeth Holmes” por Wikimedia Commons.