Las bajas en un equipo siempre marcan la diferencia. Pero cuando uno de los miembros más queridos abandona el grupo, el líder juega un rol clave en una situación compleja.

El momento en que renuncia uno de los miembros favoritos de un equipo, aquel con el que todos adoran trabajar, convierte en un desafío la labor de los gerentes. Por una parte, el líder no solo debe gestionar el impacto en la carga de trabajo, sino que además debe preocuparse de buscar un reemplazo. Y en ocasiones, tiene que ir más allá: cómo manejar el impacto que esa renuncia genera en el equipo de trabajo.

El entramado social de un equipo sufrirá las consecuencias si el gerente no maneja la situación con cuidado y dedicación. Es él quien tiene que reconocer y tomar conciencia de la realidad emocional del equipo, así como del contexto de trabajo en que se encuentra. Es de esperar que los miembros del grupo tiendan a percibir una pérdida con resignación, pero en casos extremos puede gatillar un efecto dominó de renuncias.

Entonces, ¿cómo mantener al equipo unido, con la moral alta y un buen desempeño productivo? La consultora y coach Lisa Lai compartió en Harvard Business Review compartió algunos consejos.

Consideración

En general, los líderes tienden a reconocer solo a quienes dejan su lugar al momento de su jubilación. En otras circunstancias, una renuncia puede ser interpretada como abandono. Sin embargo, en el contexto laboral actual, los cambios de empleos son frecuentes. En algunos casos, los equipos pueden acoger de buena manera una salida, pero cuando no es así, el líder debe tomar las riendas.

Cuando un miembro querido deja su empleo, lo más importante es que el líder lamente su partida. Quizás no sea del todo cierto, pero reconocer los aspectos positivos y los aportes de la persona lo ayudarán a conectar emocionalmente con el resto.

Junto con comunicar la noticia, involucrar al grupo en una nueva contratación también puede reflejar que un gerente comprende lo que sus personas a cargo sienten por la pérdida.

Transparencia

Aunque parezca adecuado evitar asuntos más personales implicados en una renuncia, tomar en cuenta las inquietudes del equipo e invertir tiempo en contestarlas es una prioridad.

En la medida que existan dudas o incluso rencores, el equipo no podrá hacer su trabajo, por eso el líder debe involucrarse en una partida y obtener retroalimentación del miembro que se fue para compartirla con los demás. Por ejemplo: ¿Fue en búsqueda de una nueva carrera? ¿O le ofrecieron un cargo con mayor flexibilidad para tener más tiempo para su familia?

Mientras más se sepa de los motivos, mejor se podrán aclarar las dudas del equipo con respeto y honestidad. Para ello es necesaria una conversación respetuosa en la que siempre se muestre respeto por quien deja la empresa y no se comparta información sin autorización previa.

La dinámica del equipo

Generalmente, los gerentes son respetados y conectan bien con el equipo. Sin embargo, puede ser que fuera de las reuniones no logren entender qué sucede en la dinámica del día a día, cómo operan sus integrantes, quién tiene la mayor influencia o qué conflictos puedan existir entre ellos.

Los empleados más queridos son quienes tienen mayor influencia en la dinámica del equipo. Cuando uno de esos empleados deja su trabajo, esta dinámica puede verse afectada. Requiere mucha atención para mantener un equipo satisfecho y exitoso.

Un líder, entonces, debe chequear el estado del grupo. Por ejemplo, plantear que desea escuchar las opiniones de sus integrantes y comprender cómo se ha visto afectada su convivencia con los cambios. ¿Qué necesitan en un futuro? ¿Cuál es el perfil de empleado que se ajusta a su dinámica? Este diálogo demuestra preocupación por el grupo y su estado, lo que sin duda mejorará el compromiso y la moral del equipo.

En conclusión, siempre es un desafío cuando alguien se va de un equipo, especialmente si es muy queridos. El rol del líder es asegurarse que el trabajo aún puede ser completado y que el equipo aún puede continuar su dinámica social. El líder o el gerente debe demostrar preocupación por la persona que se fue del equipo y así generará mayor confianza entre ellos y menor probabilidad de que otro empleado renuncie.

 

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