De acuerdo con Jack Zenger y Joseph Folkman, son percibidas por sus gerentes, particularmente hombres, como ligeramente más efectivas en todos los niveles jerárquicos y en prácticamente todas las áreas funcionales de una organización.

De acuerdo con una investigación de Jack Zenger y Joseph Folkman, ambos de la consultora estadounidense Zenger/Folkman, y que fue publicada recientemente en Harvard Business Review, el porcentaje de mujeres que dirigen las empresas está disminuyendo a nivel mundial, aún cuando ellas obtienen mejores puntuaciones en competencias de liderazgo que los hombres. 

El porcentaje de mujeres en cargos de liderazgo aún es bajo en Estados Unidos. Solo el 4,9% de los CEO de Fortune 500 y el 2% de los CEO de S&P 500 son mujeres. En Chile, el diario El Mercurio informó en mayo pasado que las mujeres ocupan “el 23% de las gerencias en las firmas IPSA”.

En su artículo, ambos autores repasan los factores que contribuyen a esta escasez de mujeres en los niveles superiores. Por un lado, aluden a los sesgos culturales contra las mujeres y el hecho de que se ha creído durante mucho tiempo que ellas eligen no aspirar a rangos más altos. Al respecto, recuerdan que se ha demostrado que este sesgo inconsciente predomina en las decisiones de contratación y promoción. 

Pero los datos de Zenger y Folkman desmienten las creencias de antaño. Las mujeres son percibidas por sus gerentes, particularmente hombres, como ligeramente más efectivas en todos los niveles jerárquicos y en prácticamente todas las áreas funcionales de una organización. Las mujeres fueron calificadas como sobresalientes en:

  1. Tomar la iniciativa
  2. Actuar con resiliencia
  3. Practicar el desarrollo personal
  4. Liderar por resultados
  5. Mostrar alta integridad y honestidad.

De hecho, eran más efectivas en el 84% de las competencias medidas. En cambio, los hombres fueron calificados como mejores en dos capacidades: “desarrolla una perspectiva estratégica” y “experiencia técnica o profesional”.

Curiosamente, la investigación muestra que cuando se les pide a las mujeres que se evalúen a sí mismas, no son tan generosas en sus calificaciones.

“Cuando comparamos las calificaciones de confianza entre hombres y mujeres, vemos una gran diferencia en las menores de 25 años. Es muy probable que esas mujeres sean mucho más competentes de lo que creen, mientras que los líderes masculinos son demasiado confiados y suponen que son más capaces que ellas”, dice el artículo. 

Con el paso del tiempo, agrega el texto, el panorama cambia: “A los 40 años, las calificaciones de confianza se fusionan. A medida que las personas envejecen, su confianza generalmente aumenta; sorprendentemente, a lo largo de los 60 años vemos que la confianza masculina disminuye, mientras que la confianza femenina aumenta. De acuerdo con nuestros datos, los hombres ganan solo 8,5 puntos porcentuales de confianza desde los 25 años hasta los 60 años. Las mujeres, por otro lado, ganan 29 puntos porcentuales”. 

Estos hallazgos se condicen con otras investigaciones que muestran que las mujeres tienen menos probabilidades de postularse para un empleo a menos que estén seguras de que cumplen con la mayoría de las calificaciones enumeradas. Según Zenger y Folkman, “un hombre y una mujer con credenciales idénticas, y que carecen de experiencia para un puesto de nivel superior, llegan a conclusiones diferentes acerca de estar preparados para la promoción. El hombre está más inclinado a asumir que puede aprender lo que le está faltando, mientras está en el nuevo trabajo. Se dice a sí mismo: ‘Estoy lo suficientemente cerca’. La mujer tiende a ser más cautelosa y menos dispuesta a postularse en esa circunstancia”.

Por otra parte, los autores del artículo resaltan que es posible que los niveles más bajos de confianza motiven a las mujeres jóvenes a tomar más iniciativa, a ser más resistentes y más receptivas a las opiniones de los demás, lo que a su vez las convierta en líderes más efectivas a futuro. La tendencia es similar cuando las mujeres evalúan su liderazgo: a mayor edad, mejor valoración.

“Estos datos continúan reforzando nuestras observaciones de nuestra investigación anterior: las mujeres son líderes altamente competentes, de acuerdo con quienes trabajan más estrechamente con ellas, y lo que las frena no es la falta de capacidad, sino la escasez de oportunidades. Cuando se les dan esas oportunidades, las mujeres tienen la misma probabilidad de tener éxito en posiciones de nivel más alto que los hombres”, explican los investigadores. 

Las planas directivas y gerenciales deben analizar detenidamente qué obstaculiza la promoción de las mujeres en sus organizaciones. Claramente, el sesgo inconsciente de que las mujeres no pertenecen a puestos de alto nivel juega un papel importante. Es imperativo entonces que las instituciones cambien la forma en que toman las decisiones de contratación y promoción, y aseguren que las mujeres elegibles reciban una seria consideración. 

 

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