Por ejemplo, el distanciamiento causado por la COVID-19 ofrece la posibilidad de liberar a los integrantes de los equipos del “costo social de expresar un punto de vista opuesto”. En una reunión o video conferencia hay un mayor riesgo de disentir en comparación a discrepar a través de una votación secreta.
La pandemia de COVID-19, junto con perturbar la toma de decisiones de las organizaciones, también ha alterado sus flujos de ideas. Las medidas para evitar la propagación de la enfermedad como el distanciamiento social, las cuarentenas y el aislamiento han llevado a las empresas a recurrir al teletrabajo o mantener sus operaciones con menos colaboradores en sus oficinas o fábricas.
Según un artículo de Alex Pentland, director del MIT Connection Science Research Initiative, publicado en MIT Sloan Management Review, la mayoría de las empresas son jerárquicas, controladas por líderes con poderes amplios. Coincidentemente, suelen ser de edad mayor y pueden estar en el grupo de riesgo afectado por esta enfermedad. Así se puede configurar un escenario potencialmente desastroso para este tipo de organizaciones.
Agrega que “eso es cierto en parte porque las conversaciones informales (como las conversaciones de pasillo o mientras se toma café) representan aproximadamente la mitad de la calidad de la decisión”.
Como contraparte, el también académico de MIT subraya que hay evidencia sólida que muestra que “compartir entre las personas refuerza la salud mental y que tener una persona específica a quien recurrir en un momento de necesidad o crisis es especialmente útil. Promover una conexión humana regular cuando se debe minimizar el contacto físico puede contribuir en gran medida a mantener el apoyo social que requiere cualquier organización”.
En su texto, detalla una serie de tácticas y herramientas tecnológicas para mantener el contacto entre las personas y un flujo de ideas óptimo, ambos necesarios para el funcionamiento de las empresas, que evite los contagios de COVID-19 y proteja la salud mental y la confianza de los equipos.
Analizar
Pentland explica que al haber menos contacto cara a cara al interior de las empresas, sus integrantes no pueden acceder a señales como el lenguaje corporal o expresiones faciales que alimentan la toma de decisiones e, incluso, el comportamiento. Por otra parte, hay una necesidad laboral y personal de mantenerse en contacto.
“Una forma para que los líderes evalúen si las interacciones auténticas, productivas y gratificantes continúan sucediendo es medirlas continuamente. Eso significa rastrear los patrones de comunicación digital, junto con el contacto físico y la exposición, y tratar de equilibrarlos para maximizar el flujo de ideas y minimizar la propagación del virus”, detalla el académico.
Como ejemplo de lo anterior, destaca a Humanyze, una compañía que analiza las interacciones digitales y grafica cómo fluyen las ideas en una empresa. “La información ofrece oportunidades para ajustar vías de comunicación, estructuras de colaboración y otros sistemas que sostienen el flujo de ideas. Tales ajustes serán cada vez más importantes a medida que cambien los horarios y modos de trabajo de las personas durante las próximas semanas y meses”, propone.
“Costo social”
El distanciamiento causado por la pandemia, por otra parte, ofrece la posibilidad de liberar a los integrantes de los equipos del “costo social de expresar un punto de vista opuesto”.
Por ejemplo, en una reunión o video conferencia hay un mayor riesgo de disentir en comparación a discrepar a través de una votación secreta.
También hay plataformas digitales que pueden “emparejar la cancha” entre las personalidades más dominantes y quienes tienen más dificultades para expresar sus puntos de vista. Riff Analytics es una herramienta que analiza videoconferencias en tiempo real y que le recuerda a los participantes que no se interrumpan mutuamente. Cogito analiza el tono de las voces que participan en un llamado y le notifica a los participantes cuándo deben intervenir o si han hablado mucho.
“Cuando todos se sienten escuchados, aumenta el sentido de pertenencia al grupo y mejora la toma de decisiones”, según Petland.
Recompensas
Otra táctica que se puede utilizar para fomentar el flujo de ideas e incluso la solidaridad entre los integrantes de un equipo es el “mercado de ideas”. Se trata de un espacio en el que las personas publican sus propuestas y pueden ser recompensadas si son apoyadas por sus compañeros.
El académico del MIT subraya que, según las investigaciones académicas, estos “mercados” no son óptimos para tomar decisiones. Sin embargo, “son un medio bastante bueno para descubrir lo que sucede en su organización, escuchar inquietudes y (si se hace bien) descubrir si las personas sienten que sus ideas se están escuchando y utilizando”.
Agrega que se ha demostrado que este tipo de estímulos “mejora la confianza y la solidaridad en los grupos de trabajo, algo que necesitamos especialmente cuando estamos físicamente separados unos de otros”.
Conexiones
Petland hace un llamado a las empresas para que incentiven a sus colaboradores a mantener contacto regular entre ellos mientras estén distanciados por la pandemia.
Por ejemplo, se puede destinar un horario durante la jornada laboral para que los compañeros chateen.
Mantener el contacto y el flujo de ideas a través de estos ejemplos les permite a las empresas, sus líderes y colaboradores adaptarse a un hecho histórico que ha puesto a prueba a todo el mundo.